Getafe,
durante muchos años población perteneciente al denominado cinturón rojo de la
comunidad de Madrid, parece haber tomado la senda del fascismo, la senda de la
intolerancia y el racismo, la senda de la discriminación, la marginación y la
represión, la senda de la diferencia de trato y de la utilización de los
servicios públicos en beneficio del gobierno local.
El “socialismo” abre
la puerta:
Ya
con el gobierno socialista apoyado por izquierda unida, se llegaron a establecer
normativas locales, bajo la excusa del medio ambiente, que no hacían sino que
limitar el derecho de información vecinal, el reparto de documentos de
asociaciones, colectivos o individualidades que no lo hubieran informado
previamente y esto fuera autorizado. Ya entonces, se comenzó a usar a las
empresas de limpieza municipales con fines censores y controladores de lo que
podíamos ver por la calle y en los paneles de información.
La
actividad de dichos servicios, se vio incrementada con el surgimiento del 15M,
movimiento que se valía de la difusión mediante cartelería para llegar a más
gente, estaba claro que el gobierno trataba de evitar que la gente se movilizase
con prácticas de ocultamiento y poniendo muy difícil, para gente sin recursos
económicos, que sus propuestas llegasen a la ciudadanía.
En
plena actividad asamblearia en las calles de Getafe, llegaron las elecciones, y
es esta la segunda parte de esta horrible historia…
Los “populares” les
ceden las calles:
Llegó
Juan Soler, llegó la censura a la libertad de expresión:
- - La eliminación de los famosos paneles de libre expresión vecinal, que por cierto según acta del pleno debían reponer, se acaba la legislatura y seguimos sin ellos.
- - Llegó la subvención a organizaciones de ultra derecha en Getafe con el dinero de la supresión de ayudas a colectivos sociales y/o asociaciones que no le eran afines al todo poderoso alcalde.
- - Continuaron los usos partidistas de los servicios de limpieza de los que podemos destacar que si una pintada atacaba al alcalde o leyes del PP, o bien aparecían carteles de algún movimiento que discrepase con el alcalde, eran eliminados ipso facto.
- - Y así un largo etcétera de acciones represoras que daban continuidad al inicio censor y condicionador del pensamiento que hizo el “socialismo”.
Lamentablemente,
cuando se le abren las puertas y se le ceden las calles al fascismo, este entra
hasta la cocina, y cada día es más habitual ver en las calles de nuestro pueblo
una serie de pegatinas, ofensivas, discriminatorias, racistas, fascistas,
amenazadoras, intolerantes….os pongo una pequeña muestra de lo que se ha ido
encontrando y os invito a denunciarlo en las redes sociales y destruirlo en el
momento.
Recuerda que el
fascismo se acaba leyendo, pero al fascista se le destruye combatiendo, no les
dejemos las calles para sus mensajes, NAZIS NO.
Carlos Besonía, vecino anarcosindicalista
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